Reflexiones al Mensaje del 25 de julio de 2005


APROVECHEN ESTE TIEMPO DE GRACIA

"¡Queridos hijos! También hoy los invito a llenar vuestro día con breves y ardientes oraciones. Cuando oran, vuestro corazón está abierto y Dios los ama con un amor especial y les da gracias especiales. Por eso, utilicen este tiempo de gracia y conságrenlo a Dios como nunca antes hasta ahora. Hagan novenas de ayuno y de renuncia para que Satanás esté lejos de vosotros y la gracia alrededor de vosotros. Yo estoy cerca de vosotros e intercedo ante Dios por cada uno de vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!" Mensaje del 25 de julio de 2005


La Virgen María nos dice: “Llenen vuestro día con breves y ardientes oraciones’. Quiere decirnos que revistan el día con oraciones para que Dios tenga adónde llegar y el mal y los malvados no tenga acceso a nuestra vida. Existe demasiado mal y maldad, hay demasiadas noticias sombrías que infunden temor y preocupación en nuestros corazones. Hay demasiadas noticias trágicas, sobre actos terroristas, asesinatos, que nos rodean y que escuchamos cada día. Hay muchas palabras malvadas que hieren la confianza y el amor en nosotros y en nuestros seres queridos. Hay excesiva superficialidad en nuestras conversaciones de las cuales salimos vacíos y angustiados. María muestra el camino, nos pone los medios en las manos para que Dios pueda llegar a nosotros.

Todo lo que vemos, escuchamos, leemos, da forma a nuestro interior, a nuestro corazón y a nuestro modo de hablar. Nuestras palabras y nuestras conversaciones hablan del contenido de nuestro corazón. Si el corazón está angustiado, en la oscuridad y lleno de negativismos, entonces así serán también nuestras palabras. Tal corazón percibirá solamente lo que es malo y negativo en los demás. “Bienaventurados, los de corazón puro: porque ellos verán a Dios.’ – nos dice Jesús. Unicamente un corazón puro no puede calumniar, herir y acongojar a los demás. Un corazón puro procurará limpiar y lavar la suciedad del otro. En cambio, aquel que se siente infeliz y acongojado procurará que los otros se sientan igual.

Seguramente habrán tenido la experiencia de que algunas personas les transmiten intranquilidad, nerviosismo y oscuridad. Existen personas que irradian paz, seguridad y confianza. María desea que nosotros, sus hijos, seamos de Dios, aquellos que difundirán paz y amor. Solo un corazón que ora, se abre. Dios puede dar su gracia, fuerza y omnipotencia a un corazón que se abre.

No es suficiente leer y escuchar los Evangelios y las palabras de la Virgen. Es necesario realizarlas, ponerlas en práctica. Hay muchos que han escuchado los Evangelios, el mensaje de la Virgen, pero se reconocen solamente aquellos que han realizado lo que han oído. Merecen el Cielo sólo aquellos que han procurado realizar al menos una parte de lo que han escuchado. Hay personas que oran continuadamente pero nunca hacen nada. Hay personas que oran pero critican todo y a todos. Ellos califican todo según sus oraciones teóricas que son estériles y que no se pueden realizar en la vida. Las oraciones tienen sentido solamente si cambian la vida, el corazón, y si el hombre procura ponerlas en práctica. Dios no hace nada sin nosotros, sino con nosotros. El espera nuestras obras para colaborar con nosotros, para ayudarnos. Por eso orar y no actuar, significa impedir la realización de lo que estamos pidiendo en la oración.

Lo peor es esperar durante largo tiempo para realizar las propias decisiones. Es necesario actuar y no posponer, no dejar para después. En la medida en que el hombre posterga cada vez más su oración, su trabajo, sus obligaciones, crea en sí mismo un sentimiento de vacío y de impotencia. Entonces comienza la autocompasión y la depresión. Es necesario comenzar con poco y luego verás que podrás ser más grande que todos los que te critican. La fe sin obras no vale nada, una fe como esa está muerta.

Y las palabras de la Virgen serán letra muerta en el papel si no intentas realizarlas al menos un poco en tu vida. Cuando el hombre comienza, entonces descubre la infinidad y la omnipotencia de Dios en su propia vida. Que Dios, a través de nuestras decisiones y oraciones, nos proteja de Satanás y nos cubra con su gracia.

Fr. Ljubo Kurtovic
Medjugorje, 26.7.2005



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Last Modified 08/14/2005